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sábado, 25 de enero de 2014

Discurso completo de Tumini en el Aniversario de Libres del Sur



Palabras de Humberto Tumini
Secretario General de Libres del Sur
durante la cena conmemorativa por el
26° aniversario del partido 

-Jueves 27 de noviembre de 2013-
Invitados especiales: Hermes Binner, Julio Cobos, Ernesto Sanz, Ricardo Alfonsín, Alfonso Prat-Gay, Pablo Javkin, Martín Lousteau, Ricardo Gil Lavedra, Julio Raffo, Alicia Ciciliani, Emiliano Yacobitti, Juan Carlos Zabalza, Jesús Rodríguez, Leandro Despouy, Manuel garrido, María Eugenia Estenssoro, Jaime Linares, Enrique Nosiglia, entre otros.
Discurso
  Gracias a todas y a todos quienes nos acompañan en este 26° aniversario de nuestro partido. La verdad es que nos sentimos profundamente contentos de que estén aquí con nosotros; sabemos, es un gesto político, pero, también, es un gesto de afecto y lo valoramos profundamente.
  Celebramos haberlo recuperado a Ricardo Gil Lavedra después de la fiesta de Victoria (aplausos y risas). Yo pensé que no lo recuperábamos, les voy a  decir la verdad.
También hago un agradecimiento muy grande a las compañeras y los compañeros dirigentes de Libres del Sur que están aquí esta noche. Vinieron muchos; otros no han podido porque no podíamos hacer un cena demasiado grande. Les doy un enorme abrazo a todos los presentes y les mando otro a los que no están. También celebro que la hayamos recuperado a Victoria después de la fiesta. No fue fácil… (aplausos y risas).
  Los compañeros nuestros conocen nuestra historia más en profundidad pero, probablemente, nuestros amigos no tanto.    Entonces, voy a hacer un pequeño recuento de la historia de Libres del Sur, la que empezó allá en año ‘87. En realidad, antes, en 1983. Cinco ex presos políticos, al salir de la cárcel, decidimos iniciar la reconstrucción  de una fuerza política en la Argentina, conscientes de que los proyectos que habíamos sustentado años antes se habían agotado políticamente. Pero, sobre todo, conscientes de que había una Argentina nueva, que no era la previa a la dictadura. Era nuestra idea en ese momento, agregando que el país por el que habíamos luchado estaba peor que antes. Así las cosas, decidimos emprender la construcción de una fuerza política hace 30 años.
  De esos cinco ex presos políticos, militando hoy en nuestra organización, quedan el Yuyo Rudnik, nuestro director del ISEPCI (aplausos) y quien les habla.
  Comenzamos entonces a recorrer el país juntando voluntades con los dictadores todavía en el gobierno. En el año ‘83 yo estaba con libertad vigilada y no me dejaban salir de Córdoba; entonces, me escapaba. Y cuando los milicos detectaban que me escapaba, en vez de hacerme ir a firmar una vez por semana a la central de policía, me hacían ir a firmar tres veces. Así era. Y ahí empezamos.

  La primer idea era conocer mejor la Argentina post dictadura -que, por supuesto, poco tenía que ver con la de los años ‘60 y ‘70- y sobre todo contactar con la nueva generación, la que había irrumpido después de Malvinas. Nosotros éramos personas que veníamos de una tradición política de izquierda; entonces empezamos a construir una organización política con esa definición ideológica. Nuestras concepciones siempre fueron de izquierda, no de izquierda tradicional, sino que nos asumimos como una  izquierda nacional. En ese momento lo que más se acercaba lo que pensábamos que se podía construir, era el Partido Intransigente. Ustedes se acordarán que había surgido fuerte del proceso electoral del ‘83, se hizo más vigoroso en el ‘85, y fuimos tomando contacto con muchos jóvenes de allí. Fuimos a preguntarles cómo eran  sus ideas, a transmitirles las nuestras. Cuando el PI, por error de sus dirigentes, derivó a posiciones políticas equivocadas y se achicó, una parte significativa de su juventud se vino con nosotros. Con esa juventud como componente principal, aunque no único, en noviembre de 1987 lanzamos la Corriente Patria Libre; un nombre muy caro para nosotros, que llevamos siempre en nuestra mística, nuestras ideas, en nuestro corazón. Estuvimos 19 años esforzadamente construyendo esa organización.
  Una parte importante de los cuadros de Libres del Sur vienen de esa juventud que contactamos en los años ‘80: Jorge Ceballos, el primero de ellos (aplausos). Beto Baigorria, Secretario General de la Capital Federal (aplausos); Carlitos Martínez, diputado por el Chaco, secretario general del Chaco (aplausos); nuestro secretario de prensa, Santiago Martínez Laino (aplausos);  Néstor Moccia y Tito Borobio (aplausos). Todos ellos se sumaron con nosotros cuando le dimos vida a un nuevo partido político.
  De lo que no estoy seguro es de Silvita Ferreyra, nuestra responsable de Medio Ambiente (aplausos). Te voy a hacer una pregunta, Silvita, porque no te quiero escrachar (es una cuestión de edad, las mujeres se preocupan): ¿Estabas o no con nosotros en esa etapa?  (Risas, desde el público se escucha que si y que no; Tumini relata: “dice que no estaba pero estaba”).
  Bueno, ese fue nuestro lanzamiento.  De allí transitamos 19 años como Corriente Patria Libre, obteniendo nuestra personería nacional en el ‘95 y  formando parte de diversos frentes. En el año 2006 nos cambiamos de nombre. Se incorporaron  otros grupos  y nos constituimos como lo que somos hoy, el Movimiento Libres del Sur; pero en verdad, es una continuidad de un mismo partido. Vale entonces leerla como tal.
 Corresponde analizar los errores y también los aciertos en todos estos años. De los errores voy a hablar poquito, obviamente. Mencionaré tres que tienen relación con el presente: Uno de ellos -allá lejos-, es haber sido demasiado críticos con el gobierno de Raúl Alfonsín (aplausos) en su segunda parte. Fuimos críticos, en algunas cosas, con razón; pero creo que nuestra juventud política no nos permitió ver todas las dificultades que tuvo ese gobierno generadas desde afuera y de desde adentro del país; por eso creo  que debimos haber sido críticos en muchas cosas pero, también, contemplativos de los grandes problemas que le tocó afrontar al doctor Raúl Alfonsín. Al que, aún con esas críticas, siempre hemos valorado profundamente.
  El otro error fue no haber estudiado y analizado mejor la experiencia del kirchnerismo en Santa Cruz. Nosotros fuimos parte del kirchnerismo, creo que en su mejor etapa, en la salida de la crisis del 2001-2002. Pero después se empezaron a presentar rasgos políticos de su gobierno que, si hubiéramos analizado mejor su gobierno en Santa Cruz, probablemente los hubiéramos detectado antes y hubiera sido importante hacerlo. Esto no significa que hagamos una autocrítica de haber apoyado al gobierno de Néstor Kirchner en los primeros años, porque creemos que en esa época, entre luces y sombras, hubo una mayor cantidad de luces. Pero para estar mejor armados políticamente hubiera sido valioso prestar mejor atención a cómo fue su gobierno en Santa Cruz; que hoy, en esa provincia, refleja los límites y los muy criticables rasgos que tienen también en la nación.
  El tercer error, gravísimo, el peor de todos, es que perdimos la interna de UNEN.... Qué vamos a hacer (risas y aplausos). Paciencia, calavera no chilla: nosotros impulsamos UNEN y perdimos. Aguantársela. Pero, bueno, también hubiéramos podido ganar che.
(Desde el público alguien menciona a Martín Lousteau, Tumini dice que “nooo, Martín no, Martín no tiene la culpa; Julio Raffo la tiene. Nos encontramos en un bar con Julio y Alfonso Prat-Gay, en un Starbuck de la esquina de Callao y Mitre y nos dijimos entre los tres: “¿Y, qué hacemos? ¿Vamos a hacer la unidad, o no?”, nos respondimos entonces: “Y si, la hacemos”. Bueno, ahí está el culpable de que perdiéramos: Julio. Risas).
 Creo que como organización, con mucho trabajo y sacrificio, también tuvimos aciertos. El primero es que siempre logramos contactar y tener un anclaje en los jóvenes. Les contaba antes, en los ‘80, de cuando tomamos contacto con la juventud del PI y con otros; así fue que una parte significativa de los que nos acompañaron en el lanzamiento de este partido, fueron jóvenes.
  Ese partido nuestro hizo su primer congreso en 1990, entusiasmado con las perspectivas que se abrían. Pero, en el medio, se cayó el muro de Berlín, se cayó el socialismo y se nos cayó Menem  arriba de la cabeza. No sólo a nosotros: se le cayó prácticamente a todo el campo progresista de la Argentina y entonces se abrió un gran debate. Muchos sectores progresistas nos dijeron: “Bueno, viene para largo, ésta es una extensa noche, es el fin de la historia, Fukuyama tiene razón. Tenemos que aggiornarnos a este modelo”.  Por supuesto, la cabeza visible de esa postura fue un respetable e importante dirigente de los años ‘90, Chacho Álvarez. Nosotros, que éramos un partido pequeño, discrepamos con esa visión política y dijimos: El modelo neoliberal es un modelo extremadamente agresivo, de saqueos de nuestras riquezas, de destrucción de nuestra industria; va a encontrar  resistencia. Si uno estudia la historia argentina, sabemos que la va a encontrar  y no va a poder sobrepasarla.
  Entonces, nos decidimos a pelear. Levantamos al Che, rebelde si los hay, lo pusimos en la bandera, creamos una organización universitaria muy aguerrida, “La Venceremos” (aplausos), y salimos a construir y a pelear. Puede dar fe mi amigo Yacobitti (risas). A veces nos peleábamos con ellos y a veces peleamos junto a ellos.  Hubo que bancarla: Corach nos quería meter presos. Pero tuvimos razón. Peleamos y ese fue el camino que terminó, en definitiva, con el neoliberalismo.
  Y en ese camino acumulamos, incorporamos y formamos una gran cantidad de cuadros jóvenes que hoy son parte de nuestra conducción. Una de ellas es Victoria Donda (aplausos), que no se llamaba Victoria, se llamaba Analía; ella no sabía que era hija de desaparecidos y que la habían privado de su identidad. Y muchos años antes de eso, seis años antes de que supiera su historia, se incorporó a la Venceremos. Y con ella, muchísimos jóvenes, varios de los cuales hoy forman parte de nuestra conducción nacional: Laura, el Betillo, Mauro, el Tetu, Pali…Todos ellos fueron los jóvenes con los que contactamos en esos años, se fueron formando en esta organización y hoy forman parte de nuestra dirección nacional. Son todos menores de 40, no como el Huevo, que es un viejito y tiene como 52…
  Después, en este siglo, en otro contexto político, luego de la crisis del 2001-2002 -el regreso de la política más que la resistencia-, volvimos a tener una cantidad importante de contacto con la juventud y hoy contamos en nuestra dirección con compañeros que vienen de este proceso, cercanos a los 30 años. Está el responsable nacional de Barrios de Pie, Daniel Menéndez (aplausos); el responsable nacional universitario, Maxi Jensen (aplausos), y está la responsable la responsable nacional de las MuMalá, Raquel Vivanco (aplausos). Esa es la cuarta camada de jóvenes que llega a la Dirección; después en las direcciones intermedias, una infinidad.
  Siempre tuvimos una particular sensibilidad para contactar y entender los procesos juveniles en la Argentina. Esto es importante para todos nosotros, porque hay un contexto de mucha participación política de los jóvenes. Pero, justo es decirlo, no nos están mirando bien; tienen muchos cuestionamientos con nosotros, con toda la dirigencia política. Si queremos en los tiempos por venir construir una Argentina mejor, debemos ser conscientes de que es imposible hacerlo sin la juventud. Es un desafío que tenemos todos nosotros en tanto y en cuanto pretendamos expresar a la mayoría de este país; para ello hay que expresar también a la mayoría de los jóvenes. Hay un cuestionamiento y tenemos que tenerlo presente; es nuestra obligación.
  Desde muy temprano en esta organización tomamos también la cuestión de género. Notablemente, la introdujimos dos hombres: el Yuyo Rudnik y yo; hace veinte años. Detectamos que las compañeras militantes y dirigentes del partido tenían infinidad de problemas para poder desplegarse políticamente. Conseguimos entonces un texto de una comandante guerrillera salvadoreña, del Farabundo Martí -el partido que hoy gobierna El Salvador-. La dirigente expresaba en él todos los problemas que el ser mujer le acarreaba. Explicaba todos los problemas que tenía con su familia, con sus compañeros de militancia y con su pareja, para poder desplegar su participación política en un ámbito tan complejo como el que se desarrollaba en El Salvador esos años. Le giramos ese documento a nuestras compañeras y les dijimos: “Miren, acá hay una parte importante de los problemas que ustedes también tienen, dentro de esta organización y de esta sociedad; tenemos que estudiarlos y empezar a trabajar para modificarlos”. Eso hicimos hace 20 años.

  En 2010, cuando organizamos el primer Congreso de Libres del Sur, que vendría a ser el quinto del partido, sobre 340 delegados de todo el país, el 53 por ciento ya eran mujeres.
  Si observaron en las elecciones recientes, en la provincias, una importante cantidad de nuestros candidatos han sido mujeres; casi todas menores de 40 años. Muchas profesionales. Todas muy aguerridas: Gaby Sosa en Santa Fe; Victoria Vuoto en Mar del Plata, Nancy Sotelo en el Chaco (aplausos), Laurita Postiglione en Salta, Paola Grillo en Santiago del Estero, Graciela Cousinet y Karina Ferraris en Mendoza, Betiana Cabrera en Córdoba, Mercedes Lamarca en Neuquén, Silvia Saravia en la provincia de Buenos Aires (aplausos). Ellas han sido cabezas de listas de Libres del Sur y eso no surgió porque sí. Es un largo trabajo de veinte años que siguió esta organización tomando la cuestión de género; y esos son los frutos.

  No tengo claro si para los varones de la organización es para bien o para mal -risas- pero para la organización en su conjunto, no me cabe ninguna duda.

  Traigo a colación esto, porque la mayoría de los opositores al gobierno de Cristina Kirchner, según todas las encuestas, son mujeres. Fueron las primeras que detectaron, mayoritariamente, el doble discurso del kirchnerismo, la corrupción, el desparpajo en la utilización de las instituciones que son de todos. Seguramente en sus votos fueron las que más castigaron al Gobierno. Es muy importante por tanto que nosotros expresemos a las mujeres de nuestro país, porque no me cabe ninguna duda de que la Argentina que se viene, será la de la mujer. Y nosotros tenemos que representar esto. (aplausos)
  En tercer lugar, nosotros hemos sido, somos y seremos, una fuerza política de izquierda. Esa es nuestra definición ideológica, con la amplitud que eso también debe tener hoy. Esos son nuestros valores, como le gusta decir a Hermes Binner. Nosotros tenemos los valores de la izquierda. Los hemos tenido, los tenemos y los vamos a seguir teniendo; esa es nuestra definición en la Argentina y el mundo actuales y en el por venir.
  Pero somos una izquierda que observa permanente la realidad, los cambios; que los analiza para tener la flexibilidad necesaria y así poder dar respuestas nuevas a situaciones nuevas. Por eso, la definición abstracta de izquierda es limitada. Somos de izquierda pero con una mirada madura, reflexiva y moderna sobre el país, sobre el mundo. Un genio, dijo alguna vez algo a lo que siempre adherimos: “En odres viejos, hay que verter vino nuevo en la política”. Eso es lo que tratamos permanentemente de hacer y creo es el desafío de las fuerzas progresistas de la Argentina que hoy están  mayoritariamente representadas acá. Cómo, sobre los viejos y permanentes valores de respeto a la condición humana, de equidad y justicia de las fuerzas progresistas, somos capaces de dar respuestas nuevas y creativas para hacer una Argentina distinta. Si no logramos hacerlo, es muy difícil que podamos cambiar en profundidad la nación; porque este país está inserto en un contexto mundial, regional y local nuevo, y requiere respuestas nuevas y creativas. Por supuesto, dentro de lo que son nuestros valores, nuestros principios. Ojalá podamos llevarlo adelante (aplausos).
  Y para terminar, algo que probablemente sea de las cosas que más nos enorgullecen: en 26 años partidarios, con  una fuerza que se ha extendido nacionalmente (no será del tamaño de los partidos mayoritarios en la Argentina, pero es una fuerza importante), nunca nos dividimos. Nunca tuvimos una fracción en 26 años. Se habrán ido compañeros o dirigentes a título personal, algunos con diferencias políticas, otros no, pero nunca tuvimos una  fracción. Transitamos por todas las situaciones políticas que ustedes conocen desde el final del gobierno de Alfonsín a la fecha, imagínense la cantidad de debates, de decisiones políticas que tomamos,  y nunca nos dividimos.
Probablemente, en esto haya jugado su papel que tenemos dirigentes honestos, que nos respetamos entre nosotros y que ejercemos la democracia en serio. En esta organización, en cada instancia, desde la Dirección Nacional a los órganos de base, o en el Congreso, cuando hay diferencias y posiciones que no se pueden consensuar, se vota. Se levanta la mano, y se vota. Y la posición que gana es la que llevamos adelante todos, le toque perder a quien le toque perder, le toque ganar a quien le toque ganar.
Ahora, en mi opinión, el elemento principal de esta no división, es que siempre hemos cuidado la unidad partidaria (voy a decir una frase vieja, no me carguen después) “como la niña de los ojos”. Hemos inculcado a nuestra  militancia y a  nuestra dirigencia que hay que cuidar la unidad. Esto que les cuento, es muy importante para todos nosotros. Si queremos llegar al gobierno para transformar la Argentina, tenemos que cuidar la unidad. El adversario, o los adversarios con los que vamos a luchar, son fuertes y poderosos en todos los terrenos. Si nosotros no somos capaces de unirnos y, además, capaces de cuidar la unidad, no vamos a poder ganar. Creo que es una buena enseñanza para todos.
  Ya en UNEN hicimos una buena experiencia de unirnos; ojalá la podamos trasladar al orden nacional. La unión es un valor en si mismo y nos da potencia frente a adversarios muy poderosos. Creo que es un aporte nuestra experiencia. Ojalá, ojalá logremos que este espíritu unitario predomine sobre todos nosotros. Porque eso es lo que nos va  a dar posibilidades reales de ganar el gobierno en Argentina.
  Voy a  brindar juntos a ustedes para que el año 2015, en la Argentina, tengamos un gobierno progresista; y que todos nosotros, y muchos más, formemos parte de ese gobierno.
Muchas gracias por acompañarnos. (Aplausos).

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