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Frase del día (aunque no diaria)

Un abrazo, tu abrazo... mi reino por tu abrazo!

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Por supuesto, hay esperanza

(carta a mi hijo Joaquín y a Libres del Sur-San Luis)

 

El conteo de los votos fue fácil. La pelea entre los dos principales contendientes polarizó la opinión de los electores. Eran para “Fuerza San Luis” o para “Unidos por San Luis”. Y se iban apilando las boletas en esos dos lugares, dejando un vacío en el resto de la mesita escolar que apenas quedó salpicado con unas pocas de colores distintos.

Mi primer pensamiento fue para vos. Con el corazón estrujado de pena, por la posibilidad de que tomaras a esto como una derrota catastrófica. Conocidos los resultados de las otras mesas de la escuela, se fue multiplicando mi temor. Cuando conversaba con las otras compañeras, fiscales de mesa, ocultaba mi preocupación y trataba de transmitir una confianza ineludiblemente débil por dentro.

 

Todo cambió para mí al llegar a la sede del partido. La numerosa presencia de chicas y muchachos, discretamente bulliciosa, conversando animadamente en la vereda, me encendió una chispa de optimismo. “Con esta calidad de militantes se puede seguir pensando en que el futuro es nuestro”, dije, para mis adentros, e ingresé al local.

A poco de cambiar con vos las primeras palabras, mi corazón dio un vuelco. Te vi brillar los ojos cuando decías, “en tal distrito le ganamos al Adolfo”. El mismo Adolfo que comenzó a gobernar San Luis cuando vos recién cumplías, tres años. Él con su hermano, ininterrumpidamente han digitado los destinos de la provincia desde hace treinta y ocho años, y ahora pretenden vender: “hay esperanza”.

Me comentaste con entusiasmo, “en Mercedes no existíamos, hoy nos votan más de quinientas personas”, “hemos sido capaces de presentarnos solos”, “estamos presentes en toda la provincia” y otras frases de una contundencia incontrastable. Fue suficiente.

Fidel quedó con unos pocos combatientes después del desembarco en la isla, pero la firmeza y perseverancia del grupo logró contagiar al pueblo cubano, hasta derrocar al tirano Batista.

El 13 de junio de 1904, Juan T. Zavala protagonizó el derrocamiento de los Mendoza. Esa familia había monopolizado los organismos de gobierno, en San Luis, durante veintiséis años y, sin el apoyo del pueblo, se sostenía por la fuerza de las armas. Durante ese tiempo, las luchas fueron cívicas y también revolucionarias, hasta que la unidad de los ciudadanos de distintos colores políticos se expresó con violencia y logró echarlos (paradoja de los tiempos: entre los revolucionarios también había un tal Adolfo Rodríguez Sáa).

Los ejemplos son muchos, desde Espartaco a esta parte. Como las tiranías, las dinastías pretenden perpetuarse y siempre terminan mal. Los Rodríguez no serán la excepción. Ellos venden “hay esperanza” y yo les compro una sola: que vos estés protagonizando las turbas que logren derribarlos.

 

Después de agotar los comentarios, cuando ya no andaba nadie por las calles, te vi salir de la oficina. Cerraste tranquilo, miraste la peatonal vacía y antes de enfilar hacia el auto te paraste frente a la gigantografía de tu imagen, el rostro sonriente, donde se podía leer: “Joaquín Mansilla – Diputado Nacional”. Y más abajo “El futuro es nuestro”.

Los pocos segundos de tu detención frente al afiche alcanzaron para reafirmar la convicción de continuar la lucha. Para poder participar en las elecciones generales de noviembre, correspondía llegar al 1,5 % de los votos válidos. Tu partido obtuvo el 1,49 %. Faltó una centésima para obtener el pase. Ese es el dato matemático de los reglamentos establecidos para las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Un dato imposible de comparar con el esfuerzo realizado por los compañeros y las compañeras. Número maldito, avaro, egoísta. Especialmente para aquellos que dejaron todo durante la campaña, empezando por vos.

Cuando  volteaste hacia la esquina te vi la misma expresión de la foto. Sonriente, con la mirada segura, caminando erguido y con paso firme. Era la imagen de un luchador encarando su próxima batalla. Convencido de llegar un día a la victoria y preparado para sobreponerse a todas las vicisitudes. Adiviné tu pensamiento dedicado al compañero Julio González. Podría haber sido él quien cerrara esa puerta de la oficina y él quien apareciera sonriente en la foto. Porque era el referente, el pionero de esta construcción política. Lamentaste no haber compartido con él todas las disputas que se han venido acumulando.

No soy camarada del espacio y no he trabajado como quienes te acompañan pero tengo alguna experiencia de viejas luchas como para decirte y decirles: el futuro es (nuestro) de ustedes, no deben aflojar. ¡Hasta la Victoria Siempre!

 

Villa de la Quebrada, 15 de septiembre de 2021.-

 

Julio Jorge MANSILLA

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