Buscador

domingo, 1 de noviembre de 2009

Acuerdo para restituir a Manuel Zelaya

 .
La dictadura cedió a la presión de EE.UU. 
y el presidente legítimo hondureño sería restituido el jueves 

Acuerdo para que Zelaya retome el poder 


El texto, de ocho puntos, establece un nuevo gobierno de unidad y reconciliación nacional. Pero los 128 diputados nacionales hondureños tienen la última palabra y, por eso, ni Zelaya ni los suyos quisieron celebrar ayer, aunque hubo festejos en todo el mundo. 

Por María Laura Carpineta

Tardó cuatro meses y dos días, pero Manuel Zelaya finalmente lo logró. Ayer los golpistas hondureños cedieron y firmaron un acuerdo que podría restituirlo en el poder en menos de una semana. El texto, de ocho puntos, establece que la vuelta del presidente derrocado deberá contar con la aprobación final del Congreso nacional, en donde los zelayistas ya casi acarician una mayoría sólida. La sesión sería el lunes y aunque no tiene un plazo, el acuerdo requiere que el nuevo gobierno de unidad y reconciliación nacional sea inaugurado el jueves próximo. "Si el Congreso no acepta, entonces Honduras se mantiene aislada y las elecciones no serán reconocidas en el mundo. Los golpistas ya reconocieron que un país así es ingobernable", explicó el asesor zelayista Carlos Eduardo Reina.

El punto central del acuerdo bautizado Tegucigalpa-San José-Diálogo Guayamuras es el que requiere la aprobación del Congreso. "Para lograr la reconciliación y la paz nacional, y en el espíritu del acuerdo de San José ambas comisiones deciden que el Congreso nacional, como una expresión institucional de la soberanía popular, decida en consulta de las instancias que considere pertinente, como la Corte Suprema de Justicia, retrotraer el Poder Ejecutivo al 27 de junio. La decisión que adopte el Congreso deberá sentar las bases para alcanzar la paz social y gobernabilidad del país", leyó Reina, en diálogo telefónico con Página/12. En otras palabras, los 128 diputados nacionales hondureños tienen la última palabra y, por eso, ni Zelaya ni los suyos quisieron celebrar ayer. "El Congreso puede negar el deseo del pueblo hondureño y de la comunidad internacional de restituir el sistema democrático, pero sería un error muy lamentable", reconoció Zelaya. Hacía ya varios días que sus asesores habían empezado una campaña para asegurar los votos necesarios. Necesitan una mayoría simple, 65 votos. Según una fuente que participa de esas negociaciones, el presidente derrocado cuenta con el apoyo de 57 diputados y en las próximas horas podría conseguir el respaldo de otra docena, una pequeña escisión del Partido Liberal, la fuerza política a la que pertenecen tanto Zelaya como el hombre que usurpó su cargo, Roberto Micheletti.

La única carta que los zelayistas pueden jugar para convencer a los diputados es la amenaza de Washington. "El Congreso puede decir que no, pero entonces sentencian a Honduras a vivir aislada del mundo y que nadie reconozca las elecciones y al próximo gobierno", explicó Reina, intentando mantener el optimismo. Ese había sido el mensaje del subsecretario de Estado para América latina, Thommas Shannon, cuando llegó a Tegucigalpa el miércoles para presionar a la dictadura. "No hay elecciones sin restitución", les había dicho el funcionario norteamericano a los negociadores zelayistas.

Ayer, desde Pakistán, Hillary Clinton se tomó un minuto para celebrar el acuerdo en Honduras y repitió la misma consigna. "Fuimos muy claros en la restauración del orden constitucional", advirtió la secretaria de Estado de Barack Obama. Durante los cuatro meses de dictadura, Washington había cortado la mayoría de la ayuda financiera directa y suspendido las visas a Micheletti y su gabinete, a los jueces de la Corte Suprema y a decenas de diputados y empresarios que financian el régimen de facto. Pero aún le quedaban muchas sanciones en la manga: congelar las cuentas bancarias de los golpistas y las reservas estatales en Estados Unidos, bloquear el comercio (el 70 por ciento de las exportaciones hondureñas tienen como destino la potencia del norte) y, eventualmente, romper relaciones diplomáticas.

Sin duda, la presión de Estados Unidos y la presencia de un negociador como Shannon logró torcer el brazo de Micheletti y destrabó un diálogo que había entrado en coma hace más de una semana. La dictadura cedió y firmó, pero nada más parece haber cambiado en Honduras. "Lo que más nos preocupa es que a pesar de firmar un acuerdo, la dictadura no cambia su tono agresivo", advirtió Andrés Conteris, coordinador de medios de Zelaya dentro de la asediada embajada brasileña y periodista del sitio de noticias norteamericano Democracy Now. "¿No es raro que el mismo día (jueves) que se llega a un consenso fue uno de los días más violentos y represivos de los últimos tiempos? Bajo estas condiciones no se puede tener un clima de confianza", agregó.

El tono de Micheletti no cambió ni siquiera después de haber firmado el acuerdo. "Estamos seguros de que el señor Zelaya y la gente que lo acompaña van a emprender una campaña de persecución una vez que vuelvan al poder", advirtió el dictador, quien no escatimó en adjetivos ante la cámara de CNN al pronosticar un futuro negro para su país. Tampoco aflojó el asedio a la embajada brasileña, donde se refugia Zelaya, ni despejó las calles del centro de Tegucigalpa de militares.

El escenario para empezar a diseñar un gobierno de unidad y reconociliación nacional no es el óptimo. Ayer Micheletti se apuró a informar que el acuerdo no cambia la situación de Zelaya. "Su estatus sigue siendo el de un visitante en la casa de Brasil", dijo, advirtiéndole que aún no es tiempo de volver a caminar tranquilo por la calle.

Encerrado y rodeado de soldados que le apuntan las 24 horas, el presidente derrocado deberá negociar y consensuar con los golpistas los nombres de los ministros y los secretarios que lo acompañarán en el futuro gobierno. Estarán vigilados por una comisión de verificación, formada por cuatro personas: dos representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), un zelayista y un miembro del régimen golpista. Ellos serán los responsables de garantizar que todos los puntos del acuerdo se cumplan.

La justicia y la verdad quedaron relegadas en el texto firmado ayer. No habrá amnistía política para nadie, pero la comisión de la verdad recién será instalada durante los primeros seis meses del próximo gobierno. Ese es el punto menos desarrollado. No se establece de antemano la participación de representantes internacionales ni de sectores de la sociedad civil, como pedía el movimiento de la Resistencia Popular. Lo único que promete es investigar lo que sucedió antes y después del golpe.

Para los golpistas, el de ayer fue un acuerdo "sin vencedores ni vencidos"; para los zelayistas, la mejor alternativa a más sangre, más violaciones a los derechos humanos y más ilegalidad. Link a la nota:

Link a la nota 
© 2000-2009 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

===================================================

Mmm...

"No. Vos me querés cagar..."
D.O.

La salida negociada  sólo era aceptable si se necgociaba cómo se rendían los golpistas. Cualquier "acuerdo" que no signifique una derrota a los golpistas, como en este caso se lo plantea "un acuerdo sin vencedores ni vencidos", es pésimo para toda la región. Significa que no hemos podido derrotar al golpismo. Y esto implica una derrota para los puelos de Nuestra América.
No es que pidamos lo imposible o que uno sea un extremista. Pido lo mínimo, lo que se espera lograr frente a un golpe de estado: derrotarlo
Igual, esperemos a ver qué vota el Congreso Hondureño y despues a ver qué pasa, porque repito: los golpistas no han sido derrotados.


Viva la resistencia del pueblo hondureño

Por la liberación de los pueblos de América Latina. 
Patria o muerte. Venceremos
Joaco

===================================================

Honduras: 
Una victoria del pueblo; la lucha debe ser más intensa que nunca

Ricardo Salgado
Rebelión


Los que afirmaron que el presidente seria restituido a principios de noviembre para legitimar las elecciones, y atado de pies y manos, lograron describir hace muchas semanas el final que ahora estamos presenciando. Pero que conste, no es el final del golpe; este continua vigente, sus propósitos prevalecen; las condiciones que lo ocasionaron siguen tan vigentes como el 28 de junio.

El acuerdo político presionado por la diplomacia gringa no contempla temas críticos, sino más bien trata de ignorar asuntos de fondo y pone de relieve la preeminencia de los intereses oligárquicos. El presidente Zelaya firmó con su restitución lo que puede interpretarse como la victoria del golpe y los golpistas.

Los detalles siguen siendo engorrosos: todavía esta pendiente una calendarización de las acciones que llevaran a Zelaya de vuelta a la casa presidencial. Técnicamente el acuerdo todavía puede mantener al presidente constitucional varios días encarcelado en la embajada de Brasil, pues es el Congreso Nacional el que deberá decidir la suerte del país.

Este mismo congreso que cometió el delito de falsificar la firma del presidente, y que decretó su destitución. Menudo acuerdo donde el ladrón decide que tipo de justicia recibirá su victima. La Corte Suprema de Justicia, que ordenó el arresto y deportación de Manuel Zelaya Rosales, tendrá que dar una opinión jurídica para orientar al congreso. Vaya solución.

Hay varias comisiones a formar: de seguimiento, de la verdad, y quien sabe que más. En el marco de este enredo la oligarquía gana el reconocimiento de las fraudulentas elecciones; ahora Zelaya prestará sus esfuerzos para lograr que se reabran las puertas de la ayuda internacional a la ya maltrecha economía hondureña.

Al final no hay garantías de lo que va a suceder, ni como ni cuando. Igual que ha sucedido a lo largo de todos estos meses trágicos, la incertidumbre domina el escenario. Seguimos dependiendo de los embustes de los asesinos que inventan decretos que ellos mismos no respetan.

Ayer, contrastando con la mesa de negociaciones, la resistencia fue brutalmente reprimida. A pesar de contar con los permisos requeridos, la policía y los militares decidieron darle una nueva dosis de gas, golpes y balas al movimiento popular, como un recordatorio de que los acuerdos no eliminan la represión; no eliminan los grupos paramilitares; no eliminan los asesinatos selectivos; no eliminan las violaciones a los derechos humanos.

Seria muy ingenuo pensar que hemos llegado a solventar algo. Los militares mantienen una posición muy autónoma frente a los políticos y obedecen a sus amos empresarios, quienes siguen con la idea de que apaleando al pueblo sus intereses se preservan. También siguen vigentes los decretos represivos que firmó Micheletti. La estructura de violación a los derechos humanos sigue viva, bien aceitada y sobre todo, activa contra el pueblo hondureño.

Parece que la negociación, al menos hasta el momento que escribo estas líneas, ha olvidado la enorme cárcel que ha creado el régimen de facto. Vale la pena preguntarse que va a pasar ahora con el presidente Zelaya; ¿tendrá la misma Guardia de Honor?; ¿cuál será su relación con las Fuerzas Armadas?; ¿y su relación con el Congreso de Micheletti?

Por otro lado sigue pendiente el asunto de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares con la complicidad del régimen de facto y la oligarquía criminal. Afortunadamente para el pueblo hondureño, por soberbia o torpeza, los golpistas obviaron el tema de la amnistía que Oscar Arias les había regalado en su plan original.

Vendrán cuestiones muy importantes para el movimiento popular hondureño. El golpe fue precipitado por las justas reivindicaciones del pueblo hondureño, y estas siguen sin respuesta de parte de las clases dominantes. Si acaso estas ganaron tiempo para demorar el proceso de cambio en Honduras.

¿Que va a pasar con el proceso electoral? Hay un fraude que tampoco esta incluido en la negociación. Sin embargo, habrá ahora mucha presión para que las candidaturas progresistas participen en este proceso. Este delicado tema requiere de un análisis muy atinado. Sin embargo, la participación en este proceso electoral, independientemente de los resultados, puede permitir que se mantenga la movilización popular.

Ahora nuestra visión debe ser de más largo plazo; debemos escoger muy bien las acciones que vamos a tomar, sin renunciar a nuestros principios ni a nuestras reivindicaciones. La situación política plantea nuevos retos, y ahora la UNIDAD es un asunto critico; no con fines electoreros; la coyuntura obliga a darle respuestas al pueblo; respuestas que incluyen darle a nuestra gente su espacio político.

Vale la pena recordar aquí muchos argumentos que se hicieron a través de todos los aportes de compañeros que han generado opinión. Vale la pena recordar que la acción de la resistencia ha sido la clave para forzar a las fuerzas oscuras de la derecha a negociar posiciones. Sin el movimiento popular esta conclusión no hubiera sido necesaria.

El protagonismo que ha ganado el pueblo de este país ha sido el elemento central para que se produzca un fenómeno poco común en la historia de América Latina: un presidente derrocado es devuelto a su posición. Ojalá el presidente Zelaya no olvide nunca que ha sido el accionar del pueblo el que ha conquistado su restitución; que no olvide su deuda moral con la refundación de Honduras.

Esta es una victoria popular, pero solo es un triunfo en el camino de mucho sufrimiento y desesperanza que ha de venir en la búsqueda de un nuevo país, donde todos podamos vivir en paz. La oligarquía y el imperio han demostrado que no nos darán nada. Si queremos conquistar nuestra libertad debemos luchar por ella.

De este modo, las consignas permanecen. Hoy celebramos, pero nos mantenemos alerta. La lucha, si acaso es hoy más intensa que nunca. Hoy que emergerán de nuevo muchos traidores de entre las sombras; hoy debemos recordar con más intensidad que nunca nuestros mártires, a quienes les debemos la conquista de un sueño: la independencia de Honduras.

Recordemos: la lucha comienza aquí. No cometamos el error de confundir esto con nuestras aspiraciones.

Para los asesinos ni olvido ni perdón.

===================================================


No hay comentarios:

Publicar un comentario


Frase del día (aunque no diaria)

"Verás cual es mi desesperación por tener un millón de cosas importantes para decirte y no poder decirlas a todas. Será injusto, será breve, será tremendo, será muy fuerte. Pero inevitablemente, hoy, en esta tarde, tendré que darme por satisfecho cuando vuelva por el camino sabiendo que sólo te dije una"